Manifiesto por el 9A, Día de Solidaridad y Resarcimiento a Víctimas y Sobrevivientes de Violencia Sexual, 2025

Hoy, 9 de agosto, nos encontramos en este espacio público para ponerle palabra a una realidad que muchas veces se calla. Rompemos el silencio para hablar en colectivo sobre la violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes, una realidad cotidiana en Paraguay y en la región. Denunciar no es el final del camino, es apenas el inicio de otra lucha: larga y en abandono por parte del Estado. Nos preguntamos, como lo hacen muchas víctimas: ¿qué pasa después de la denuncia?

Adolescentes pytyvohára leyendo el manifiesto. Fotografía: Alejandra Sosa B.

Le exigimos al Estado que deje de mirar para otro lado. Que asuma su responsabilidad de prevenir, atender y resarcir en casos de violencia sexual. Que garantice atención psicológica y legal real, accesible y con enfoque de derechos. Que deje atrás los protocolos vacíos y las promesas sin presupuesto, y actúe con compromiso y urgencia. Exigimos justicia sin revictimización, sin burocracia que desgaste, sin impunidad que duela. Exigimos medidas de protección, seguimiento serio de los casos, condena efectiva a los agresores y centros de atención que funcionen, con profesionales capacitados. Queremos más prevención, más acompañamiento, más protección. El Estado está ausente, y esa ausencia cuesta vidas. No queremos más niñas y niños como Melania. No queremos más muertes, ni más traumas, ni más silencios. Queremos justicia, resarcimiento y garantías para que esto no se repita.

A la sociedad le decimos: no es solo un problema de quienes denuncian. Es una violencia que nos atraviesa a todos. Después de la denuncia, muchas veces no hay justicia, no hay escucha, no hay acompañamiento. Hay miedo, hay amenazas, hay instituciones que fallan, hay entornos que no creen, hay medios que exponen. Las víctimas siguen siendo cuestionadas y responsabilizadas. El silencio no protege, lo que protege es una red que acompaña, que cree y abraza. Necesitamos hablar, escuchar, acompañar y no juzgar. No minimicen los toqueteos, los comentarios, los silencios forzados. No digamos “¿por qué no denunció antes?”, mejor preguntemos “¿por qué el sistema no protegió?”. Acompañar es estar ahí en el proceso, con respeto y empatía. Es hora de ser parte de la esperanza y de las exigencias.

Ronda de Solidaridad por el 9A 2025. Fotografía: Alejandra Sosa B.

Y por último, a quienes han vivido y sobrevivido a la violencia sexual, les decimos: no están solas y solos. Les creemos. Les vemos. Les escuchamos. Sabemos que no es fácil, que el camino es duro y muchas veces injusto. Pero no es tu culpa, nunca fue tu culpa. La vergüenza no es tuya, es del agresor y de quienes no actúan. Ustedes son valientes, dignas y fuertes. Merecen cuidado, ternura, justicia y paz. Estamos con ustedes, para acompañar, para sostener, para luchar juntas. Denunciar es un derecho. Sanar también.

Desde el Movimiento Contra la Violencia Sexual hacia Niñas, Niños y Adolescentes seguimos de pie. Porque no vamos a callar. Porque ninguna niña, niño o adolescente debería atravesar el dolor que el Estado permite. Porque la justicia no puede seguir llegando tarde. Porque creemos y acompañamos.

Hoy, 9 de agosto, nos encontramos en unidad desde diferentes puntos de la región de latinoamérica, con la fuerza y convicción de que seguiremos alzando nuestras voces hasta que todas las niñas, niños y adolescentes vivan una vida libre de violencias. Les invitamos a seguir sumando más personas a esta ronda de solidaridad. Muchas gracias.

Equipo Beca en la Ronda de Solidaridad, actividad por el 9A 2025. Fotografía: Alejandra Sosa B.